La gasolina para rendir
Tu alarma no sonó, te despiertas un poco tarde, los niños deben arreglarse para ir a la escuela, corres a despertarlos y te preparas para ir a trabajar. Todo listo, ves el reloj, ya es tarde… no hay tiempo de desayunar, tendrán que comprar algo en la escuela y para ti un café.
Esta rutina es más común de lo que se cree. El acelerado ritmo de vida hace que a veces ignoremos la importancia de los alimentos en el desarrollo y funcionamiento no sólo de la niñez sino de nosotros como adultos.

De acuerdo con la Secretaría de Salud, 2 de cada 10 niños no desayunan, sin embargo, esta cifra data del 2015, por lo que expertos consideran que este número se ha incrementado considerablemente, llegando posiblemente a una relación de 8 de cada 10 niños.
“Nuestros cuerpos son como los carros, ocupan gasolina para funcionar, y si no le proveemos el alimento necesario empieza a sacar de las reservas que tiene, muchas veces toma reservas proteicas y no de grasa y eso lleva a una gran descompensación, sobre todo en el desarrollo de los niños”, explica la nutrióloga Dulce Karina Méndez.
La comida más importante
Según un estudio realizado por el Departamento de Ciencias de la Salud de la Universidad de Cataluña sobre los hábitos alimenticios en estudiantes de primaria y secundaria, el desayuno debe de cubrir del 25 al 30% del requerimiento calórico diario; sin embargo, no se le da la importancia que merece.
“A partir de que abrimos los ojos, máximo en dos horas debemos ingerir nuestro primer alimento”, indica la nutrióloga, “y de ahí no deberían pasar seis horas sin alimento porque es lo que dura la reserva de energía”.
Desafortunadamente, esta regla pocas veces se cumple, y tanto niños como adultos acuden a la escuela y a sus trabajos sin desayunar o con desayunos “exprés” que no suelen contener los nutrientes necesarios.
“El principal error es creer que un buen desayuno toma mucho tiempo. La realidad es que nos toma a veces el mismo tiempo preparar un buen desayuno que lo que tardamos en ir a la tiendita y elegir un alimento procesado y alto en azúcar”, comenta la nutrióloga.
Contra la obesidad
En México el 35% de los niños y adolescentes de 5 a 19 años tiene sobrepeso y obesidad (UNICEF, 2016). Si bien esto se debe a un conjunto de factores que influyen en el estilo de vida, los expertos señalan que la ausencia de un buen desayuno puede ser uno de ellos.
“Una persona que no desayuna tiende a comer mayor cantidad de calorías en el día porque su cuerpo está buscando compensar el esfuerzo que ha tenido que realizar para dar energía sin los nutrientes necesarios”, explica la egresada de la Universidad Autónoma de Nuevo León.
Una recomendación para lograr una comida balanceada cuando el tiempo es ajustado es crear una rutina de preparaciones anticipadas, con preparaciones sencillas que contengan los nutrientes necesarios para arrancar.
Entonces, ¿Cómo preparar desayunos saludables?
Para que un desayuno se considere balanceado, los expertos sugieren que debe incluir un 50% de frutas y/o verduras, un 25% de carbohidratos y un 25% de proteínas o alimentos de origen animal.
Cuando se trata de un desayuno para un mayor rendimiento cognitivo, Méndez considera indispensable incluir alimentos que contribuyen al desarrollo neurológico, como los del complejo B: pollo, frutos secos, nueces, almendras, pimientos; vitamina K, que es la más importante para incrementar concentración, memoria y aprendizaje (verduras de color verde); antioxidantes, que proporcionan vitamina E (aceite de oliva, semillas de chía, linaza, nueces o almendras) y, finalmente, alimentos ricos en vitamina C, como cítricos, para fortalecer el sistema inmunológico.
Ideas practicas
Desayunos rápidos, saludables y balanceados:
- Sándwich con 2 rebanadas de pan integral + jamón (de preferencia pavo o pechuga de pavo) + queso panela + verduras (lechuga, espinaca, tomate o cebolla) + mostaza + aguacate
- Huevo + espinacas o pico de gallo + 1 o 2 tortillas de maíz
- Cereal integral o avena sin azúcar añadida (sin saborizantes artificiales) + leche light o baja en grasa + miel de agave o sustituto de azúcar + fruta (fresas o ½ plátano)