No es un secreto que el éxito de una persona, además de la capacidad de aprendizaje, que es innata, depende en gran medida de la forma en que se le educó en la niñez. Su comportamiento es, en cierta medida, un reflejo del modelo de crianza que las figuras paternas o maternas implementaron en esta etapa.

De este modo, salta un concepto que muy pocas personas conocen, pero que casi todos practican, el Efecto Pigmalión o la Profecía Autoincumplida, que se refiere a la influencia que alguien puede ejercer sobre el rendimiento, conducta, autopercepción o capacidades de otra persona.
“A través de diversas investigaciones en el campo de la psicología se ha demostrado que una expectativa positiva hacia una persona, en este caso hacia un niño, puede facilitar el despliegue de talentos y potencialidades”, dice el capacitador especializado en psicopedagogía transformacional José Luis Amaya.
El Efecto Pigmalión es recurrente cuando hablamos de crianza, ya que describe el modo en que los padres, docentes y otras personas hacia las que un niño puede generar apego, pueden influir en él, alterando positiva o negativamente sus capacidades, gustos y conductas.
¿Cómo funciona?
El autoconcepto es la imagen que tenemos de nosotros mismos, los niños desarrollan la noción que tienen de sí mismos a partir de las vivencias y valoraciones que los otros depositan en ellos.
La mayoría de los mensajes que damos a los niños operan de manera no verbal y están más relacionados a la intención, donde el menor es capaz de reconocer el sentimiento que les origina.

Las ideas que se depositan en el niño se le transmiten a través del lenguaje verbal y no verbal y expresan tanto lo que anhelamos como lo que rechazamos.
Las expectativas, creencias o prejuicios que expresan los adultos durante la comunicación con los niños pueden generar sentimientos, comportamientos o actitudes no deseadas o inesperadas.
“Si los adultos ven y tratan a un niño como un ser limitado o falto de inteligencia, ese niño tarde o temprano se lo creerá y se comportará como tal. Por el contrario, un enfoque positivo, ver sus cualidades y talentos, así como el deseo de éxito, propiciará en gran medida el desarrollo de talentos, ayudará a que afloren otras virtudes”, explica Amaya.
5 consejos para evitar influir negativamente en la autopercepción de niñas y niños:

Un modelo de crianza saludable no es aquel en el que la disciplina no interfiere con el desarrollo integral del niño y respeta sus gustos, pasiones y destrezas.