Cuando llega la primavera tenemos grandes expectativas por cambiar muchos de nuestros (malos) hábitos e iniciar una vida saludable. Para conseguirlo, a veces nos dejamos guiar por lo que nos diría el sentido común -sin consultar a un especialista- y nos defraudamos al no ver los resultados esperados.
Pero jamás nos detenemos a pensar que tal vez eso que sonaba tan saludable no lo es en realidad y todo el tiempo nos estuvimos engañando. La licenciada en Nutrición y Dietética Estela Ramos nos comparte algunos ejemplos de falsas recomendaciones que parecerían saludables, pero no lo son.
Aderezos
Una de las primeras cosas que cambiamos es la alimentación. Decimos adiós a los tacos, tortas y frituras y comenzamos a ingerir más frutas y verduras. Llegamos a las ensaladas sin tener algo en cuenta: el aderezo.
Estas salsas y acompañantes están llenas de grasas y/o azúcares, y en lugar de tener buenos resultados, afectan de manera contraria a nuestro organismo.
“No se piensa en los niveles de grasas saturadas; pueden incluirse incluso grasas trans, y obviamente eso afecta a nivel celular”, afirma Ramos. “Lo recomendable es que sean caseros, hechos al momento”.
Una recomendación es preparar en casa vinagretas, que pueden hacerse fácilmente, sólo necesitas: aceite (puede ser de oliva), vinagre (blanco o de manzana), sal y un poquito de mostaza.
Yogurt bajo en grasa
Alerta total: más cuando se pone sobre fruta (rica en azúcares, como la sandía, el mango o el melón). La mayoría del yogurt bajo en grasa que se vende en el supermercado cuenta con grandes cantidades de azúcar para compensar la falta de sabor, sin contar con que no contienen probióticos.
“Se debe sustituir por uno casero o hecho de almendra. Si se va a combinar con fruta, debe ser de bajo índice glucémico (rapidez con la que rapidez un alimento puede elevar su nivel de azúcar en la sangre), como las fresas, moras, zarzamoras, o manzana verde”, dice.
No comer carbohidratos
Se piensa que los carbohidratos (que encontramos en el pan o la papa) son altamente dañinos, pero no es así. El problema con el pan se presenta en el llamado “pan de caja”, alimento sumamente procesado y en el caso de la papa, el problema es que las solemos comer fritas y es el aceite el que las afecta.
Lo recomendable es consumir pan libre de gluten, o pan integral, mientras que la papa es muy saludable y mejor hervida y sin mantequilla.
“Hay algo que se llama «jarabe de alta fructuosa». Todos los empaquetados lo contienen; y provoca que, a nivel celular, empecemos a crear oxidación y que esto puede derivar en cáncer”, indica la especialista.
Los ejemplos pueden seguir al infinito, otro problema es desayunar cereales (azucarados y procesados), galletas light o barras energéticas (llenas de azúcares y grasas procesadas). Si no quieres fallarle, lo mejor es recurrir a los alimentos sin procesar, y mejor aún, ir con un especialista antes de poner en riesgo tu salud.