Resiliencia, qué es y cómo ponerla en práctica

¿Qué es la Resiliencia?

Cuando uno empieza  a andar en bicicleta tiende a caerse, pero se levanta. Sin embargo, ¿Qué pasa cuando en la vida se nos presenta un gran obstáculo en el camino, uno de esos que nos tira y hace que parezca imposible levantarse? ¿Cómo logramos ponernos de pie? Con resiliencia.

La resiliencia es la capacidad de sobreponernos a momentos críticos y adaptarnos tras experimentar una situación inesperada, que puede generar o no un trauma. El término se deriva del verbo en latín resilio, resilire, que significa “saltar hacia atrás o rebotar”. Por lo tanto, al igual que una pelota toma fuerza tras tocar el piso, los seres humanos podemos convertir una mala experiencia en el impulso que nos permita salir adelante. 

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Resiliencia, qué es y cómo ponerla en práctica

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Si bien la resiliencia es un concepto ampliamente abordado en la psicología, expertos concuerdan en que tiene sus orígenes en la neurología, pues la capacidad de adaptarse surge a partir de procesos mentales que permiten a las personas aprovechar las crisis para su crecimiento. 

Para Boris Cyrulnik, neurólogo, psiquiatra y etólogo francés, conocido como uno de los “padres de la resiliencia”, ésta es considerada como “el arte de navegar en los torrentes, el arte de metamorfosear el dolor para darle sentido; la capacidad de ser feliz incluso cuando tienes heridas en el alma”. Y es gracias a la plasticidad del cerebro que ese arte es posible.

El proceso para que se dé la resiliencia

Para que la resiliencia pueda darse hace falta un sistema neuronal altamente plástico y multifuncional. Es necesario que las personas reestructuren la mala experiencia, reorganizando la memoria para lograr contar otro relato de la misma. Es decir, reinterpretar el suceso con un nuevo enfoque, lo que implica que se creen nuevas conexiones neuronales. 

Desde el punto de vista de Cyrulnik, la resiliencia puede enseñarse o inculcarse, especialmente durante la infancia, cuando el cerebro segrega una mayor cantidad de mielina que permite que los impulsos nerviosos que se emiten viajen a una mayor velocidad por las neuronas y que, como consecuencia, se incremente la actividad neuronal. 

Entonces, ¿cómo criar niños resilientes? Cyrulnik recomienda el método de “aprender haciendo”, lo que implica que los pequeños deben experimentar adversidades, vivir retos y ser alentados a encontrar nuevas formas de hacer las cosas, de superar obstáculos. Esto implica dejar que “se caigan de vez en cuando”, por así decirlo.

¿Cómo conseguir la resiliencia?

Inculcar resiliencia en los niños llevará a formar adultos más competitivos y estables emocionalmente, con habilidades para manejar mejor el estrés y la frustración, lo que a su vez impactará en su desempeño profesional y mejorará sus vidas. José Carrascosa, pionero de la psicología del deporte en España, una rama que aborda de manera intensiva la resiliencia, sugiere los siguientes pasos: 

1. Identificar la situación: Se debe procurar que el niño detecte que existe cierta dificultad y la viva como un desafío y no como un fracaso.
2. Hacer preguntas, fomentar a la reflexión: Formular preguntas cuyas respuestas puedan encaminarlos a la búsqueda de soluciones y a la actitud idónea; que los hagan ver la ineficacia del enfado y del desánimo.
3. Orientar: Ofrecer argumentos que refuercen el autocontrol emocional y la búsqueda de soluciones como alternativas a la frustración.
4. Inculcar paciencia: Entender que el aprendizaje se produce de forma progresiva, poco a poco se van a dejando atrás las rabietas, abandonos y las reacciones negativas ante la frustración.

Ahora que si lo que quieres es trabajar tu propia resiliencia, no debes desanimarte, diversos estudios aseguran que el desarrollo neuronal no finaliza en la juventud, pues gracias a la plasticidad del cerebro se puede seguir aprendiendo durante toda la vida. Pon en práctica estas recomendaciones para convertirte en una persona más resiliente y seguro mejora tu vida.

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