Aprende a vivir de una mejor manera
El secreto de la eterna juventud no está en una fuente escondida en una isla tropical… Vivir una vida larga, plena y saludable tiene que ver con un conjunto de factores que más que con la genética se relacionan con buenos hábitos y un estilo de vida sano.
Lograr la longevidad está al alcance de tus decisiones, aquí algunas acciones que pueden ayudarte:

Cuidar lo que comes
Una dieta alta en frutas, verduras, leguminosas y granos enteros, y baja en carnes rojas y productos procesados está asociada a una mejor calidad de vida y a la longevidad. Así lo confirma Dan Buettner en su libro El secreto de las Zonas Azules: come y vive como la gente más saludable del planeta, respaldado por National Geographic y la Sociedad de Gerontología de Norteamérica, quién encontró en las zonas azules, lugares señalados por tener a la gente más longeva del planeta, este tipo de alimentación como uno de los factores determinantes.
Estar en movimiento
El ejercicio físico ayuda a controlar el peso, mantiene al cerebro y al corazón en buena forma, sostiene la masa muscular y evita el dolor de espalda. La recomendación hecha por la OMS es realizar 150 minutos a la semana de actividad aeróbica moderada, lo que también incluye salir a dar una caminata, trabajar en el jardín, bailar o hacer tareas domésticas.
¿Más beneficios? Un estudio hecho por el Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos demostró la estrecha relación que existe entre el sedentarismo y el cáncer: la práctica deportiva previene siete tipos de cánceres como el de mama, colon, riñón e hígado.
Manejar el estrés y ser positivo
Los optimistas viven doce años más que los pesimistas, según referencias de la Clínica Mayo de Estados Unidos. Centrarte en lo que tienes, practicar la gratitud, cuidar tus pensamientos y no victimizarse, son algunos esfuerzos que se pueden realizar día con día para ser más positivo y evitar el estrés.
Este último debilita el sistema inmunológico y el organismo se vuelve más vulnerable ante infecciones u otras enfermedades.
Dormir bien
Los buenos hábitos de sueño contribuyen a una vida más larga y saludable. No se trata de dormir mucho, sino de hacerlo bien, tener el hábito y ser consistente. Al dormir se recupera energía, se procesa la información obtenida en el día, se reparan células dañadas y se estimula el sistema inmunológico.
La recomendación es dormir más de seis horas y menos de nueve, además, irse a la cama temprano, según la Harvard Business School, reduce la presión arterial en seis semanas.
Socializar
La gente que tiene al menos seis amigos a los que ve con frecuencia es más feliz, asegura Gretchen Rubin, investigadora sobre el concepto de felicidad y naturaleza humana, y autora de The Happiness Report. Esta actividad eleva los niveles de dopamina y oxitocina, lo que frena el envejecimiento neuronal.
Además, estar con los amigos te hace reír, acción que también mantiene bajos los niveles de cortisol, hormona del estrés, disminuyendo el riesgo de infarto, según la revista científica Neurobiology of Aging.
Tener un propósito
Que la vida tenga un sentido y metas, ayuda a manejar el estrés y los problemas emocionales, además es bueno para el corazón y la digestión. En Okinawa, Japón, existe un término para definir esto: ikigai, que se refiere al motivo o razón que hace a una persona levantarse cada mañana de su cama. No importa la edad, establecer nuevos objetivos en la vida es clave para la longevidad.
Adoptar un perro
Tener una mascota potencializa otros factores que ayudan a vivir más tiempo, como tener un propósito o realizar actividad física. Un perro en casa te obliga a pasearlo, acción que incrementa hasta siete años la esperanza de vida. Diversos estudios, como uno de la Universidad de Minnesota, también demuestran que acariciar a tu mascota mejora la frecuencia cardiaca, regula el estrés y levanta el ánimo.
No fumar
El tabaquismo es la adicción con mayor mortalidad a nivel mundial, la OMS le adjudica 3 millones de muertes anuales. La gente que fuma reduce su promedio de vida entre 5 y 8 años; este hábito disminuye la condición física, provoca cansancio, fatiga, eleva el colesterol y la tensión arterial.
Además está íntimamente asociado al cáncer de pulmón. En México, el Centro de Investigaciones en Salud Pública registra 6 mil muertes anuales por este tipo de cáncer.
Ya sabes cuál es el camino, ahora pon en práctica todos estos consejos y verás los efectos positivos en tu vida y los años por venir.