El tema de los impuestos siempre es complicado y polémico. Hoy voy a desarrollar algunas ideas para justificar su relevancia y cómo pensarlos.
El primer punto es que son necesarios. El Gobierno tiene muchas funciones exclusivas como mantener el orden, regular y dar ciertos servicios como educación y salud. Su objetivo no es generar riqueza ni utilidades.
Los impuestos son los ingresos del Gobierno. Sirven para financiar su actividad. Los tienen que pagar los ciudadanos y las empresas.
El segundo punto es que todos deben contribuir pagando impuestos. No importa el nivel de ingreso. El principio es que debe ser proporcional.
Lo justifica que toda la población se beneficia de lo que hace el Gobierno o sufre por lo que deja de hacer. No es correcto que haya quienes no paguen lo que les corresponde.
El tercer punto es que la obligación no la podemos condicionar a que el Gobierno haga ciertas cosas que cada quien piensa.
Argumentos como los siguientes son comunes, pero no son válidos: “no pago impuestos porque se los roban” o “no pago impuestos porque el Gobierno no me da nada”.
En una empresa, dos amigos discutían sobre los conceptos de su recibo de nómina. Se quejaban de lo que les quitan de impuestos. Tampoco les parecía bien tener que presentar su declaración anual.
A media discusión sobre la necesidad de pagar impuestos para tener un Gobierno que funcione se encontraron a un conocido que es microempresario.
El microempresario les dijo que estaban en un error. “Yo no pago ni un centavo de impuestos, todo lo manejo en efectivo”, les dijo.
La respuesta de los dos amigos fue instantánea: “¡Por eso México está así! Te debería dar vergüenza presumirlo”.
México necesita crear una cultura de mayor moralidad fiscal donde todos paguen lo que les corresponde y no solo los asalariados.