Sin amenazas
¿Alguna vez tus padres te dijeron que si no obedecías, te llevaría el viejo del costal, el coco, el doctor, la vecina o hasta el señor parado frente a ti en una tienda? ¿Recuerdas lo que sentiste?
¿O eres de las personas que llaman por celular a “la policía para niñas y niños”, con tal de que tus hijos te hagan caso? Es momento de reflexionar y dejar de usar el miedo como escudo para que los chicos obedezcan.

Esas amenazas que surgen cuando no se ha intentado corregir el comportamiento desde la primera vez y que para los adultos son como un juego, para los chicos son algo muy grave, pues sienten que puede ocurrirles de verdad y los hace pensar que la persona que más los debe proteger es quien los pone en peligro.
Mantener el control e impedir que “se salgan del huacal” es el principal motivo que impulsa a madres, padres y tutores a lanzar este tipo de sentencias a los pequeños, afirma la psicoterapeuta Selene Calixto Albarrán, especializada en niños y jóvenes.
Sin embargo, el efecto de causarles miedo dura solo un instante y no crea hábitos, indica.
Si los adultos se preguntan qué provoca la desobediencia, el berrinche, el golpe, la mordida o el llanto en sus hijos, podrán ayudarlos a entender lo que les sucede sin necesidad de atemorizarlos.

La psicoterapeuta propone al adulto tener paciencia, validar el sentimiento del pequeño y averiguar qué desea conseguir en él: participación, colaboración o escucha, por ejemplo.
Las palabras tienen una intención y lastiman, aunque no sea nuestro objetivo. Cuando le decimos a un niño que es flojo, grosero o malo, herimos sus sentimientos. Si recordamos que los adultos no siempre decimos o hacemos lo correcto, entenderemos mejor a nuestros hijos.
Es muy importante ayudar a los menores a ponerle nombre a sus emociones para saber si siente enojo, frustración, ira, o tristeza. Después se le puede dar tiempo para tranquilizarse, hablar de lo que sintió, alejarse un poco, aplaudir, dibujar, o incluso correr, hasta comprender juntos lo sucedido.
Negociar y darle opciones como: “te tienes que bañar, ¿prefieres con tu juguete o con música?” o “No te puedo comprar la paleta ahora, pero mañana sí”, le permitirá al infante decidir, le dará autonomía, autoestima e independencia, afirma la psicoterapeuta.

Respetar a tus hijos es fundamental, destaca la especialista. Decirles antes de la hora límite cuál es la actividad siguiente, les ayuda a programarse. Por ejemplo, “a las 8 te irás a dormir. En media hora tomarás tu leche y te pondrás tu pijama”. Así no le caerá de sorpresa la instrucción. Se trata de hacerlos sentir acompañados y queridos por quienes más los aman.
Haz el ejercicio de cambiar la fórmula y verás los resultados.