Descripción
Los senderos no son ni lineales ni desembocan en un destino determinado. Fácilmente afirma Isidoro Vegh, se convierten en laberintos, en los que uno puede quedar 'encerrado' o perderse. No obstante, sendero no equivale a caos. En palabras del autor, 'los senderos que se hacen al andar no implican el caos, si por 'caos' entendemos lo opuesto a toda estructura. Hay estructura. Incluso los teóricos del caos hablan de 'estructura disipativa': lo que no reconocen en eso estamos de acuerdo es un determinismo absoluto'. El hecho de que no existe un determinismo absoluto implica una dimensión ética para el sujeto, porque ese dato que impide concluir en la solución del problema es el acto del sujeto. Acto que concierne al sujeto, al analizante. El analista dirige la cura, tiene que saber lo que hace, pero no dirige la vida de su analizado. Por otro lado, se trata de una experiencia que, si funciona, tiene consecuencias. Isidoro Vegh, desde su vasta experiencia y su lúcida expresión, invita al lector a transitar por estos senderos, los de la experiencia del psicoanálisis, con todos los riesgos que implica una reflexión sobre su teoría y su praxis.
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