Descripción
Una de las leyendas más difundidas en Bretaña es la de una pretendida ciudad de Is, sumergida en el mar en una época desconocida. En diversos lugares de la costa se muestra el emplazamiento de esta ciudad fabulosa, y los pescadores hacen acerca de ella curiosos relatos. Los días de tempestad, aseguran, se ven en las concavidades que dejan las olas, las puntas de las flechas de sus iglesias, y en los días serenos se escucha ascender del abismo el tañido de sus campanas, que modula el himno del día. Con frecuencia me parece como si en el fondo de mi corazón hubiese una ciudad de Is en la que resuenan aún unas campanas obstinadas en convocar a los oficios sacros a unos fieles que ya no las escuchan. A veces me detengo para prestar oído a esas temblorosas vibraciones, que me parecen venir de una profundidad infinita, cual voces del otro mundo. Próximo a la vejez, sobre todo, he experimentado un placer en recoger, durante el reposo del estío, esos lejanos rumores de una Atlántida desaparecida. De ahí han salido los seis trozos que componen el presente volumen. Los Recuerdos de Infancia no tienen la pretensión de constituir un relato completo y seguido. Son, casi sin orden, las imágenes que se me han ido apareciendo y las reflexiones que han acudido a mi mente, mientras evocaba así un pasado que contaba cincuenta años. Goethe eligió como título de sus memorias el de Verdad y poesía, y con esto dio a entender que no es posible hacer la propia biografía de igual manera que se hace la de los demás. Lo que dice uno de sí mismo es siempre poesía. Imaginarse que los detalles pequeños de la propia vida valen la pena de quedar fijados, es dar pruebas de una vanidad bien mezquina. Se escriben tales cosas para transmitir a los demás la teoría del universo que uno lleva dentro. La forma de Recuerdos me ha parecido cómoda para expresar ciertos matices del pensamiento que en mis otros escritos no aparecían. En modo alguno me he propuesto suministrar por adelantado informes a
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