Descripción
A primera vista, leer es una acción sencilla: no hace falta más que pasar las páginas mientras la mirada descifra los signos escritos en ellas. Pero leer es también un acto fantástico: permite conocer otros pensamientos y experiencias, imaginar otros mundos. Hay algo en la lectura que alimenta la apasionada obsesión de quien lee, al desentrañar las palabras de los libros la vida se transforma. En este breve ensayo que juega con la narración y la poesía, Luna Miguel nos cuenta cómo lee la Lectora durante el verano. Avanzando feroz por libros que termina en días, o demorando semanas en otros, ella descubre que existe una relación entre el deseo de leer y su coquetería. Ya no se trata de averiguar para qué se lee y de qué sirve, sino de abandonarse heroicamente a la acción misma de leer y entregarse al exceso como a la aventura. Vistiendo un bikini rosa o en topless bajo el sol, la Lectora parece renunciar a la idea de que se lee en la ascética soledad de la mente. Se lee con otros, con los amantes y las amigas, leer requiere, sobre todo, del despertar de todos los sentidos y sus placeres.
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