Todos debemos tener claro cómo funciona el sistema de ahorro para el retiro. Es un esquema en el que lo más importante es lo que tú ahorres hoy, pues será el ingreso que tendrás mañana.
Ese ahorro es propiedad de los trabajadores y proviene principalmente de las empresas que aportan una cuota para que cada colaborador suyo pueda tener un ingreso en su vejez.
Por eso es muy importante que las personas se conviertan realmente en dueñas de su cuenta. Es decir, que la conozcan, la consideren y la administren como propia, pues es parte de su patrimonio.
La pregunta relevante es: ¿qué hace la gente con lo que es suyo?
Primero, lo cuida. Y cuidar significa ocuparse de algo que requiere de cierta atención. Ocuparme implica entender que el recurso es de mi propiedad y tener claro que esa cuenta no se toca.
Segundo, lo administra. Es necesario estar al pendiente de la cuenta, revisar el estado de cuenta cada cuatro meses que nos llega.
Otra acción importante es decidir cuál es la mejor opción para tener mi cuenta en función de los rendimientos hoy y en el futuro y de lo que cada trabajador necesita.
Lo tercero es planear en qué se va a usar este recurso. Hay que pensar con anticipación en qué hacer en las distintas etapas del retiro.
No son las mismas necesidades ni hábitos de consumo los de un recién jubilado a los que se tienen quince años después.
Se encontraron dos compañeros de trabajo en un café. Uno de ellos revisaba a detalle el estado de cuenta de su Afore. El otro preguntó: “¿por qué lo revisas tanto si nos falta mucho para el retiro?”.
La respuesta nos sirve a todos: ¡Debes revisar a detalle siempre un ahorro que es de tu propiedad y del que depende tu futuro!