La participación de los ciudadanos es indispensable para construir una sociedad más próspera y justa.
“Los malos funcionarios son electos por buenos ciudadanos que no votan”. La frase se le atribuye al escritor y crítico estadounidense George Jean Nathan y ofrece una lección muy importante para los ciudadanos de cualquier país del mundo que quieren vivir en una mejor sociedad.
Es muy fácil desentenderse del voto y de la participación ciudadana. Puede ser incluso muy popular. Los políticos son a veces tan repudiados por la sociedad que uno piensa que lo mejor que puede hacer para mandarles un mensaje de disgusto, de desaprobación, es no hacerles caso, ni siquiera votar por ellos. Pero eso es un gran error.
Cuando uno no vota, o cuando uno no se involucra en la vida política, el resultado es que los grupos más poderosos toman control de la comunidad y hacen lo que se les antoja en ella. Al final toman decisiones que solo a ellos los benefician y que empobrecen a toda la sociedad.
A veces parece que el voto no es la herramienta más eficaz para cambiar el mundo. Pero es falso. Si estudiamos a los países más prósperos del planeta, los que han logrado construir sociedades más justas, encontraremos que son también los que tienen una mayor participación de los ciudadanos en la vida pública. Cuando las personas votan y participan en los partidos o en las organizaciones civiles pueden ayudar a construir mejores sociedades.
La política es demasiado importante para dejársela solo a los políticos. Una sociedad que funciona bien tiene ciudadanos que participan activamente en sus decisiones. Los buenos gobernantes son electos por ciudadanos que votan y participan.