Para saber cómo dar mantenimiento a una alberca, se necesita constancia. Mantener el agua en perfectas condiciones es fundamental para disfrutar de una piscina limpia y segura en todo momento.
Se debe seguir una rutina efectiva que evite problemas como agua turbia, acumulación de suciedad en las superficies o filtros obstruidos. Con un plan semanal bien estructurado, es posible prolongar la vida útil de la alberca y garantizar que siempre esté lista para usarse.
6 tareas semanales para mantener tu alberca cristalina todo el año
El trabajo de mantenimiento de albercas incluye limpieza, control químico, revisión de filtros y prevención de problemas. Si sigues estos pasos, te olvidarás del agua verde, malos olores o acumulación de residuos, disfrutando tu alberca limpia y convirtiéndola en un lugar de descanso.
Paso 1: Limpieza de hojas y residuos con el equipo adecuado
Si las hojas, ramas y bichos que caen al agua se dejan ahí demasiado tiempo, terminan descomponiéndose y afectan la calidad del agua. Además, pueden obstruir los filtros, reduciendo la capacidad de filtrado y obligando al sistema a trabajar más de lo necesario.
Para retirar estos residuos, necesitas herramientas básicas como una red de superficie, una red de fondo y una aspiradora manual. Las sopladoras de polvo y hojas pueden ser un gran aliado si hay árboles cerca, ya que evitan que los residuos lleguen al agua.
Si tienes albercas de Intex o tipo armables, recuerda que el material puede acumular suciedad, por lo que es recomendable limpiarlas con mayor frecuencia para evitar que los residuos se adhieran a las paredes o el fondo.
Para un mejor mantenimiento, vacía y enjuaga la bomba de aire de la piscina regularmente para evitar acumulación de residuos y mantener un flujo de agua adecuado.
Si la alberca está al aire libre y no usas cubierta, este paso es esencial para que el resto del mantenimiento sea más sencillo.
Paso 2: Técnicas de cepillado según el tipo de superficie
El cepillado es una parte fundamental del mantenimiento de piscinas, ya que evita que la suciedad, las algas y los depósitos minerales se adhieran a las paredes y el fondo de la alberca. No todas las superficies necesitan el mismo tipo de cepillo ni la misma técnica, por esto utilizar la herramienta adecuada hace la diferencia para lograr una limpieza efectiva.
Si tienes una alberca de concreto, los cepillos con cerdas metálicas son ideales para eliminar acumulaciones de sarro y algas que pueden incrustarse en la superficie. En el caso de las albercas de vinilo o fibra de vidrio, es importante usar cepillos de cerdas suaves para evitar rayaduras o desgaste del revestimiento.
Las albercas y jacuzzis tienen necesidades distintas. Mientras que una alberca soporta cepillos más firmes, los jacuzzis suelen estar fabricados con materiales más delicados. Para estos casos, es mejor optar por cepillos de esponja o cerdas finas, evitando productos que puedan deteriorar la superficie.
Además del tipo de cepillo, la técnica de cepillado influye en la efectividad de la limpieza:
- Cepilla al menos una vez por semana, aunque el agua parezca limpia.
- Usa movimientos largos y firmes para desprender la suciedad sin dañar la superficie.
- Concéntrate en las esquinas y líneas de flotación, donde suelen acumularse residuos.
- Si la alberca está en un área con mucho sol, cepilla con más frecuencia para evitar la proliferación de algas.
El cepillado regular previene problemas como la formación de manchas o la acumulación de microorganismos en el agua. Si combinas este hábito con un buen control de los químicos para albercas, la limpieza será mucho más sencilla y el agua permanecerá cristalina por más tiempo.
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Paso 3: Medición y balance químico del agua
El agua puede parecer limpia a simple vista, pero sin el equilibrio adecuado podría volverse agua turbia, causar irritación en los ojos o el crecimiento de bacterias.
Para mantener el agua en condiciones óptimas, es fundamental medir y ajustar los niveles de:
- pH: Debe estar entre 7.2 y 7.6 para evitar que el agua se vuelva corrosiva o demasiado alcalina.
- Cloro: Mantenerlo entre 1 y 3 ppm garantiza la eliminación de microorganismos.
- Alcalinidad total: Entre 80 y 120 ppm ayuda a estabilizar el pH.
- Dureza del calcio: Si es demasiado baja, el agua se vuelve agresiva con las superficies; si es alta, se forman depósitos calcáreos.
Es importante revisar estos parámetros con regularidad, para evitar problemas con la estabilidad del agua y las medidas de una alberca para el uso adecuado de productos químicos.
Guía de niveles óptimos y frecuencia de medición
Parámetro | Nivel ideal | Frecuencia de medición |
pH | 7.2 – 7.6 | 2 veces por semana |
Cloro | 1 – 3 ppm | Diario |
Alcalinidad | 80 – 120 ppm | Una vez a la semana |
Dureza de calcio | 200 – 400 ppm | Una vez al mes |
Si el agua cambia de color, tiene un olor extraño o notas acumulación de sarro, es probable que los niveles estén desbalanceados. En estos casos, ajusta los químicos cuanto antes para mantenerla en buenas condiciones.
Revisa esta guía completa sobre cómo limpiar una alberca correctamente.
Paso 4: Mantenimiento del sistema de filtración
El sistema de filtración es la función más importante al aprender cómo dar mantenimiento a una alberca a largo plazo. Aunque el agua se vea limpia, sin un buen filtrado, las partículas microscópicas de suciedad, aceites corporales y residuos químicos pueden acumularse.
Cada tipo de filtro requiere cuidados específicos. Los más comunes son los de arena, cartucho y diatomeas:
- Filtros de arena: Atrapan partículas a medida que el agua pasa por un lecho de arena especial. Es necesario realizar un retrolavado cada dos semanas para eliminar la suciedad atrapada y cambiar la arena cada 3 a 5 años.
- Filtros de cartucho: Requieren limpieza frecuente, enjuagándolos con agua a presión y, de vez en cuando, se necesitan sumergir en una solución desengrasante para eliminar residuos atrapados. Su vida útil depende del uso, pero deben cambiarse cada 1 o 2 años.
- Filtros de diatomeas: Son los más eficientes, y requieren más mantenimiento. Necesitan ser desmontados y lavados periódicamente, además de recargar la diatomea después de cada lavado.
Si el flujo de agua disminuye o la presión del sistema aumenta, puede ser señal de que el filtro está saturado.
Para optimizar el filtrado, revisa la bomba de aire periódicamente y asegúrate de que no haya obstrucciones en los drenajes. Además, evita agregar productos químicos justo antes de apagar el sistema de filtrado, ya que necesitan circular para distribuirse uniformemente en el agua.
En el caso de los jacuzzis, es clave revisar que las boquillas de hidromasaje estén libres de acumulación de sarro o residuos. Si el agua tiene una textura pegajosa o suciedad visible, es señal que requiere mantenimiento inmediato.
Paso 5: Prevención y detección temprana de problemas comunes
Si te preguntas cómo mantener limpia el agua de una alberca sin gastar demasiado tiempo ni esfuerzo, la clave está en la prevención. La suciedad en una alberca se va desarrollando poco a poco. Actuar rápido ante cualquier señal es la mejor forma de evitar tratamientos costosos. Si el agua comienza a verse lechosa o tiene un tono verde claro, es probable que el sistema de filtrado no esté funcionando correctamente o que los niveles de desinfectante hayan disminuido. En estos casos, es recomendable hacer una medición del pH y del cloro disponible. Si los niveles están fuera del rango ideal, ajústalos.
Las paredes y el fondo de la alberca deben sentirse firmes y sin textura viscosa. Si notas que las superficies están resbaladizas, es posible que haya un inicio de formación de algas. En este caso, un cepillado intenso y la aplicación de químicos para albercas específicos pueden frenar su desarrollo.
Un error común es asumir que un fuerte olor a cloro significa que el agua está bien desinfectada. En realidad, esto suele ser una señal de que el cloro libre se ha agotado y lo que se percibe es la acumulación de cloraminas, compuestos que causan irritación y reducen la efectividad del desinfectante. Para corregirlo, es necesario hacer un tratamiento de choque con cloro granulado o eliminar residuos acumulados.
Optimiza el cuidado de tu alberca con ayuda profesional
Si después de seguir esta guía sigues teniendo problemas con el agua o el sistema de filtración, considera acudir con un especialista en mantenimiento de albercas. Ellos pueden hacer un diagnóstico más detallado y aplicar tratamientos específicos para restaurar el equilibrio del agua.
Ahora que sabes cómo dar mantenimiento a una alberca, puedes hacer una limpieza para disfrutar de un día relajado. Para más información sobre productos y herramientas, visita Coppel.com y encuentra todo lo que necesitas para tu alberca.